En el primer artículo hablábamos sobre la creación de juego emergente mediante mecánicas simples y altamente combinables entre sí. Pero, ¿y si las empleamos en el entorno de juego y sus objetos? Así podríamos ya no crear un asset de mecánicas con opciones resultantes bien conjugadas e interesantes, sino un mundo entero interactuable y a disposición del jugador.
